Fundada inicialmente en 1862 y disuelta en 1865.
Refundada en 1989 como Asociación de Ingenieros Industriales de Madrid (AIIM), con el impulso de Gabriel Barceló Rico-Avelló, Presidente de la Federación de Asociaciones de Ingenieros Industriales de España.
D. Juan Miró Chavarria – Presidente Fundador
D. Manuel Acero García
D. José María Fernández Cuevas
D. Miguel Ángel Martínez Lucio
D. Francisco Cal Pardo. Presidente actual
D. Manuel Acero. Presidente de Honor
Esta situación anómala en Madrid se corrige en 1989 cuando Gabriel Barceló Rico-Avello, Presidente de la Federación de Asociaciones de Ingenieros Industriales de España (FAIIE), impulsa la apertura de la Asociación de Madrid.
Con fecha 30 de marzo de 1989 fue Refundada la Asociación de Ingenieros Industriales de Madrid (AIIM), y por ello celebramos su 30 Aniversario.
Fueron firmantes de la carta fundacional los siguientes miembros:
D. Gabriel Barceló Rico Avello
D. José Miro Chavarría
D. José Barceló LLauger
D. Higinio Varela Sánchez
D. José María Fernández Cuevas
D. Mariano de Juana González
D. José María Martínez Val
D. Nicolas Mateo Moreno
D. Amador Solbes Mira
D. Carlos Zapata Revilla
HISTORIA
Se inicia el siglo XIX con la guerra de Trafalgar en 1805, donde se perdió honrosamente, contra los Ingleses, siendo las flotas tecnológicamente muy parecidas y finaliza con la perdida de Cuba y Filipinas en 1898 con el desastre de nuestra armada contra la estadounidense en Cuba.
En esta guerra los americanos utilizaban barcos de vapor mientras que los nuestros eran prácticamente de la misma tecnología que los utilizados en Trafalgar.¿Que había ocurrido en este siglo tumultuoso de la historia de España? Pues que el país no había realizado la Revolución Industrial necesaria para poder continuar siendo una potencia.
En este marco en 1834 un grupo de jóvenes pensionados marchaba a París a estudiar en l´Ecole Central creada en 1829 como Escuela de Ingenieros no funcionarios, destinados a la industria y heredera en su organización de l´Ecole Polythecnique que fue la impulsora de la Revolución Industrial en Francia.
Entre los jóvenes pensionados estaban:
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- Joaquín Alfonso, que sería el primer Director del Real Instituto Industrial.
- Eduardo Rodríguez, primer Presidente de la Asociación de Ingenieros Industriales
- Cipriano Segundo Montesinos, que es sin duda el ingeniero más insigne del siglo XIX y del cual volveremos a hablar de él.
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El 4 de septiembre de 1850 reinando Isabel II y durante el llamado Gobierno largo de Narváez, el Ministro de Comercio, Instrucción y Obras Públicas D. Manuel Seijas Lozano firmaba el Real Decreto fundacional de la carrera de Ingeniero Industrial y del Real Instituto Industrial, donde se impartiría el titulo de Ingeniero Industrial y especialidad menores.
Se nombro Director como ya hemos dicho a Joaquín Alfonso y este fue el que vertebro la carrera con un modelo prusiano en el que existían muchos escalones.
En 1854 después del levantamiento popular en Madrid la Reina llamo a formar Gobierno al General Espartero que nombro Ministro al General Luxán y este a dos Directores Generales del Real Instituto Industrial Manuel Azofra y Cipriano Montesinos para acometer el tema del ferrocarril en España. Luxán modifico la carrera disminuyendo el número de escalones y aprobó una serie de importantes atribuciones a los Ingenieros Industriales, sin duda influido por la figura de Cipriano Segundo Montesinos, primer Ingeniero Industrial, Presidente de la Academia de Ciencias, Director General de la compañía MZA, Diputado, Director General de Obras Públicas, autor de la Ley de Ferrocarriles, Profesor en el Real Instituto Industrial de Construcción de Maquinas, destacando por su libro en 3 volúmenes de Lecciones de Construcción de Maquinas.
Políticamente era Esparterista y estaba casado con la sobrina mayor del General Espartero heredando su titulo al morir sin descendencia.
En 1857 la denominada Ley Moyano elevo la categoría de la carrera a Enseñanza Superior y Barcelona pudo expedir el titulo de Ingeniero Industrial.
Ya en el año 1861 se funda la Asociación de Madrid con 61 socios y con Eduardo Rodríguez como primer Presidente. En esta primera Asociación no participara Montesinos. En el año 1863 se puso en marcha la edición de la revista de la Asociación Anales de la AII que pretendía la comunicación entre Asociados y de estos con los empresarios.
Pero insólitamente en el año 1867 Manuel Orovio, Ministro del Gobierno de Narváez cerró el Real Instituto Industrial por motivo presupuestarios, dejando de impartirse la carrera en Madrid hasta el siglo XX, aunque continuo sin interrupción en Barcelona.
Durante el siglo XIX se obtuvieron 1060 títulos de Ingeniero Industrial de ellos solamente 163 en Madrid y 851 en Barcelona.
El cierre del Real Instituto Industrial produjo un retraso indudable en la industrialización de la zona centro de España.
Anteriormente en el año 1865 ya se había disuelto la Asociación por “arrebato anticospirador” como ya hemos dicho Montesinos no participo en esta primera época por motivos familiares que le marcaban políticamente.
En 1872 Montesinos refunda la Asociación, cuatro años después de acabar el reinado de Isabel II en plena efervescencia por ganar un futuro liberal que proponía el General Prim.
A Montesino le sustituye Gumersindo Vicuña en 1880, la Asociación se encontraba en decadencia desde 1874 ya que no se conseguía la reivindicación mas importante y no había renovación al estar cerrada la Escuela. El hijo de Montesino debió ir a Barcelona a estudiar la carrera.
En Barcelona existía la Asociación desde 1863, pero se auto extinguió en 1870 por falta de socios. En 1872 Ramón Majarrés refundo la Asociación de Barcelona siendo su Presidente además de Director de la Escuela.
Las Asociaciones de Madrid y Barcelona fueron subsistiendo trabajando para la mejora de la Ingeniería Industrial, pero en el año 1886 el gobierno crea el Cuerpo de Minas, lo que suponía una discriminación respecto a los Ingenieros Industriales y además limitaba las atribuciones que teníamos desde 1855 por el real Decreto de Luxán.
Este hecho provoca una reacción en ambas asociaciones que les lleva a proponer el constituir una Asociación Central.
Pero mientras a Madrid lo que más le interesaba era la reapertura de la Escuela y tener mayor participación en la Administración del Estado, para Barcelona estos temas eran considerados secundarios.
Después de una tormentosa Junta General celebrada en Barcelona el 31 de diciembre de 1886 se decide no unir las Asociaciones, produciéndose una escisión formándose la Delegación en Barcelona de la Asociación Nacional de Ingenieros Industriales constituida en 1887 y a la que se unirá la de Valencia permaneciendo como Presidente Isidoro Boixader que era, a su vez el Presidente de la Asociación Central.
Finalmente diez años más tarde en 1898 ambas Asociaciones se fusionaban en una de carácter nacional manteniendo su autonomía económica y reglamento propio. Esta unión fue muy importante para aumentar el peso social y político de los Ingenieros Industriales.
En estos momentos de fin de siglo la Revolución Industrial solamente se ha realizado en Cataluña, se iniciaba en Vizcaya pero en el resto del país dominaba aún una sociedad agraria y empobrecida. Durante estos años de existencia de la Ingeniería Industrial la mayor aportación que se realizó fue la construcción del ferrocarril y la industria metal-mecánica y en Barcelona además la textil.
El siglo XX se inicia con mejores aires y ya en 1901 el Ministerio de Instrucción Pública regido por el Conde de Romanones restableció la Escuela Central de Ingenieros Industriales, dos años antes se había autorizado la creación de la Escuela de Bilbao.
Los gobiernos que se sucedieron estuvieron preocupados por el desfase industrial de España y comprendieron la necesidad de nuestra carrera para conseguirlo.
En 1907 el gobierno de Maura aprobó la Ley de Defensa y Fomento de la Industria Nacional que abrió una época en que se crearon iniciativas de industrialización que fueron frenadas por la denominada “Cuestión Social”.
Mientras nuestras Asociaciones conviven unidas hasta el año 1928 editando la revista Tecnológico-Industrial, realizando un proyecto de escuelas industriales para proponer al gobierno, se realizan informes y publicaciones, se compra instrumentos de medida y se empieza a hablar de un Montepío. En este periodo y fruto de esta unión en 1911 se consiguió la creación del Cuerpo de Ingenieros Industriales, que no dejo contento a nuestro colectivo al no adaptarse a los proyectos presentados. En el año 1931 se promulga el Reglamento del Cuerpo de Ingenieros Industriales.
En el año 1929 debido a las autonomías de las regiones se crea la Asociación Nacional de Ingenieros Industrial que promovió la creación del Instituto de Ingenieros Civiles de España. En 1931 se disuelve la ANII y se crea la Federación de Asociaciones de Ingenieros Industriales integrada igualmente en el Instituto.
Finalizada la “guerra civil” y después de algún intento de sindicalizar la Asociación verticalmente se creo de nuevo la Asociación Nacional de Ingenieros Industriales de acuerdo con la Ley de Asociaciones de 1940. La revista DYNA pasa a ser la de los Ingenieros Industriales de España.
En 1949 las Asociaciones solicitan al Gobierno la creación de Colegios Profesionales y el 9 de abril de 1950 se promulga la Ley que los regula.
En Madrid la Asociación se integra en el Colegio desapareciendo durante un largo periodo, en otras zonas más industrializadas trabajaron conjuntamente ambas organizaciones con los mismos fines.
Esta situación anómala en Madrid se corrige en 1989 cuando Gabriel Barceló Rico-Avello Presidente de la FAIIE impulsa la apertura de la Asociación de Madrid siendo su Presidente Juan Miró hasta 1992 y a partir de 1992 hasta 2008 Manuel Acero. En este año 2008 es nombrado Presidente de Honor de la Asociación D. Manuel Acero y a partir de esea año pasa a ser Presidente José María Fernández Cuevas y desde diciembre de 2008 hasta el año 2014 es Presidente Miguel Ángel Martínez Lucio. D. Francisco Cal Pardo será su sucesor en el cargo hasta la fecha y cuyo mandato finaliza en el año 2018.
Después de una primera época en que el Colegio y la Asociación no se reconocen, en la actualidad y desde el año 1998 se ha iniciado una andadura conjunta en que se ha normalizado las relaciones y se trabaja en la misma dirección.
Se dividen las tareas y se coordinan los trabajos de forma que se alcancen metas más altas para la ingeniería Industrial. No obstante hay una importante diferencia en el número de miembros de ambas organizaciones que es preciso igualar, siendo uno de los objetivos de la Asociación.